jueves, 8 de septiembre de 2011

Lefiman

Hubo esos días en los cuales tú no sabes si el sol se equivocó al salir o al entrar.

Hubo esos días R de revuelta, cuando la sangre revienta por los ríos o simplemente revuelve su cauce río arriba por puro gusto y disgusto.

Hubo noches llenas de sueños donde nunca supimos de asesinatos y el hogar no pasaba de ser tan sólo un catre donde empotrar el cuerpo.

Hubo visiones, Perimuntú, alusiones y esquizofrenias que no fueron de categoría y diagnóstico médico.

Hubo de esas donde la piel se mimetizaba con la noche y el Futapewma, sin que ningún perro salga con una Uzi y te ladre a media noche; “¡Carabineros de chile, andando india conchetumadre!”.

Hubo recuerdos evocados para enseñarnos cómo se debía obrar

donde el cerezo aún nos enrojecía el beso

y los viejos no sufrían porque uno se ausentara.

Hubo mágicos movimientos, estelares bajo los cuales se podía distinguir claramente cómo antiguos cometas barbechaban la tierra de allá arriba, y hacían llover para regar nuestra seca carne y los arcoíris peinaban las nubes: su chasca de espuma.

El tiempo pasado fue mejor, musitaba una larva rumbo a ser mariposa debajo del tronco herido.

Hubo esquinas plagadas de fuego por las noches para puro celebrar la xawunion de amigos y qué más da.

También hubo diamantes que colgábamos en el pecho para no extraviarnos en el río de plata mientras nadábamos precoces en el paraíso depredado

¡Ya po’! Lefiman pegate la cachá , engulle esta plegaria, enjuágate la sonrisa y los ojos para ver nuevamente lo que falta por reconstruir…

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